Marine Le Pen y Emmanuel Macron |
@AndresErCheca Pues parece que nuestros vecinos franceses han preferido "lo malo conocido a lo más malo por conocer". Así que parece que la xenofoba ultraderechista Marine Le Pen ha perdido en la segunda vuelta de las elecciones francesas frente al candidato del centro-derecha, Emmanuel Macron. Como ya pasó en EE.UU. los ciudadanos tuvieron que elegir entre votar fascismo o neoliberalismo salvaje. Si votaban neoliberalismo sería más de lo mismo y si votaban fascismo sería mayor incertidumbre y terror y les harían tragar el neoliberalismo a fuerza de bota militar. Si al fascismo se le necesita, siempre está ahí para engañar primero a los ciudadanos descontentos para que les den el voto y para después someter a estos ilusos a un capitalismo dictatorial y aún más autoritario con un toque de doble ración de xenofobia y racismo. Nada nuevo. Aun así los franceses han sido "más listos" que los estadounidenses y deciden apostar por la misma mierda de siempre pero sin botas paramilitares que los pisoteen más todavía.
La polémica en estas elecciones vino del líder de
la izquierda, Mélenchon. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales
del 23 de abril, Mélenchon obtuvo el 19,6% de los votos, quedando en cuarta
posición detrás de Emmanuel Macron (24%), Marine Le Pen (21,3%) y François
Fillon (20%) y delante de Benoît Hamon (6,4%). Mélenchon, en su declaración la
noche de las elecciones, no se posicionó al respecto de a quién recomendaba
votar en la segunda vuelta. En vez de eso conminó a los suyos para que de forma
democrática eligieran la posición que el partido debía de tomar al respecto en
una votación interna. Dos tercios de los insumisos de Jean-Luc Mélenchon
votarán en blanco o se abstendrán en la segunda vuelta de las presidenciales
francesas, que se celebran el domingo que viene. Solo un 35% de los
simpatizantes del líder de la izquierda dirigirá su voto al centrista Emmanuel
Macron en el duelo que le enfrenta a la ultraderechista Marine Le Pen. Así lo
demuestra la consulta realizada por internet durante la última semana, en la
que estaban llamados a participar los 450.000 miembros de Francia Insumisa, la
plataforma electoral que lidera Mélenchon. Por no pedir el voto para Macron,
claramente, y dar libertad a sus simpatizantes y militantes, se le acuso de que
con su ambigüedad ayudaba a la victoria de la ultraderechista. Hoy hemos
visto y se ha demostrado que los franceses son más inteligentes que los que
intentan manipularlos, voten o se abstengan.
Hemos llegado a un punto en el que si no estás
conmigo (con el establishment), estás contra mí y encima apoyas a quien nunca votarías,
aunque no votes a fascistas ni mucho menos a ultraliberales. A esa
simplificación hemos llegado, porque los que votan por el fascismo merecen más
respeto que el que no vota por lo malo ni por lo peor. El fascismo es menos
malo, aunque no lo reconozcan, que un gobierno de una izquierda verdaderamente democrática
y solidaria, Los mercados y la desprestigiada Unión Europea respiran un poco
ante otro terremoto que se les venía encima si llega a ganar Le Pen.
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