@AndresErCheca La investidura fallida que se está celebrando en este momento en el Congreso de los Diputados, del candidato del PP Mariano Rajoy, y el año que casi que llevamos de bloqueo político, tras la repetición de las elecciones generales dos veces en un año (vamos a por las terceras), demuestran que los mecanismos que los españoles se crearon tras la muerte del dictador Franco y tras la caída de la dictadura, se han quedado obsoletos para actualizar las leyes de convivencia españolas y nuestra democracia.
La crisis y la Gran Depresión Económica ha dado lugar a un brutal aumento del desempleo y de la pobreza. Unido al descubrimiento de una gran cantidad de casos de corrupción política y social, ha dado lugar a que nuestro sistema de convivencia se vea debilitado y la parálisis económica y política sea un hecho. El surgimiento del Movimiento 15M, reformista, pacífico y nada revolucionario, a causa del hartazgo ciudadano, era un síntoma de que el sistema tal y como estaba concebido había que reformarlo o cambiarlo de raíz. Pero los "padres de la Constitución de 1978" dejaron todo atado y bien atado" para que nada fuera fácil de cambiar si las circunstancias variaban. Que todo "cambie", para que todo siga igual.
El surgimiento de nuevas fuerzas políticas a derecha e izquierda del PP y el PSOE, que absorbían esas demandas de la sociedad, ha venido a complicar todo de manera que la falta de cultura del pacto y democrática de los partidos políticos españoles hace imposible la gobernabilidad del país si no hay un partido con una mayoría clara. Por eso estamos en un bucle de ingobernabilidad y de imposibilidad de cambiar las normas para que el país salga adelante. Y seguimos sin gobierno tras casi un año de parálisis.
Hay dos fuerzas antagónicas, políticas y sociales, que hoy en día luchan porque el país avance y modifique el retroceso sufrido en los años de política reaccionaria o por impedir que nada cambie para que unos pocos sigan bien mientras la mayoría sigue sufriendo las consecuencias de un gobierno y una política europea favorecedora de los intereses de unos pocos privilegiados, que curiosamente viven de los beneficios obtenidos del resto menos favorecido. No hemos cambiado tanto y la involución social es ya un hecho. Quizá los ciudadanos debamos de romper con tanta involución de una forma mucho más enérgica, tanto a nivel político como social, de forma pacífica y democrática, pero con menos intermediarios y echándonos a la calle.
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