El Papá Francisco comenzaba el año recordándonos algo que "clama al cielo": En el trabajo, el mérito y no el enchufe. El Sumo Pontífice llamó a evitar los favoritismos y enchufismos en el mundo del trabajo, al considerar que generan ilegalidad y corrupción. Lo hizo en su discurso al recibir en el Vaticano a la asociación italiana Movimiento Cristiano de Trabajadores. "En el mundo del trabajo y en cualquier otro lugar es urgente educar a recorrer el camino luminoso y laborioso de la honestidad, evitando los atajos de los favoritismos y los enchufismos", expresó el pontífice. Para Francisco, estas "tentaciones" funcionan como "compraventa moral" y "hay que rechazarlas", pues "generan una mentalidad falsa y dañina que hay que combatir: la de la ilegalidad y que lleva a la corrupción de la persona y de la sociedad". La ilegalidad, agregó, "es como un pulpo que no se ve, que está escondido, pero que con sus tentáculos agarra, envenena, contamina y hace tanto daño". Francisco también recordó que hay tantas personas que quieren trabajar pero no lo logran y entre ellos tantos jóvenes "que son los nuevos excluidos de nuestros días" y que "son privados de su dignidad".
Pero el enchufismo no es la única lacra de la que goza nuestro mercado laboral. Las sucesivas Reformas Laborales de los gobiernos socialistas y conservadores, han dado lugar a una situación del empleo catastrófica y de un aumento del desempleo alarmante.
La contratación temporal nació en 1984 con el PSOE de Felipe González, supuestamente para luchar contra una tasa de paro que alcanzaba el 20% en aquel momento. La fiebre por los temporales se extendió en España. El resultado es que la tasa de temporalidad en España está a la cabeza de Europa. Solo Polonia (28,4%) nos supera en porcentaje de contratos temporales existentes respecto al total, según los datos de Eurostat. La última Encuesta de Población Activa eleva la tasa de temporalidad de nuestro país al 25,66%. Es decir, uno de cada cuatro contratos en España es temporal. La temporalidad ha arraigado en nuestra economía. Las empresas se han acostumbrado a contratar bajo esta fórmula y ahora bajo otras formas de flexibilidad contractual: la contratación parcial. Actualmente hay gente que trabaja más horas que las que pone en su contrato a tiempo parcial. Y es que la contratación de jornada reducida ha experimentado un repunte en España en las últimas dos décadas: en la última década se ha duplicado hasta el 15,7%. El 61,9% de los contratos a tiempo parcial existentes en España (2.843.700) se han firmado con empleados que declaran no haber podido encontrar un empleo mejor. Es decir, son trabajadores parciales de forma involuntaria: "subempleados". Y estos 'involuntarios' son el doble de los que existían (31,41%) en el último trimestre de 2007, antes de que comenzase la crisis. Pero actualmente hay gente que trabaja más horas que las que pone en su contrato a tiempo parcial, esas horas extras se cobran más baratas o no se cobran, entrando ya en el submundo de la explotación laboral. Es un mal uso en esta figura contractual, el tiempo parcial, que solo debería producirse por causa de fuerza mayor, como la contratación temporal, por lo tanto el fraude está a la órden del día. Dos partidos como Podemos e Izquierda Unida - Unidad Popular incluían en sus programas electorales un control exhaustivo de estas horas extra que calificaban como “fraudulentas". Ante el fraude en la contratación temporal, que no es real, lo que equivale a ser temporal en fraude o indefinido por defecto, o ante el fraude en la contratación parcial, no pagándote las horas extras o pagándotelas por debajo de su precio, solo queda la demanda laboral y eso todos sabemos que es igual a un despido. Ante la falta de oportunidades laborales, los trabajadores optan por permitir los abusos y precarizarse cada dia más si quieren tener trabajo y los empresarios gozan de toda impunidad ante esta situación de chantaje.
Empleo precario, manchado por la carencia de estabilidad, por la escasez de
la jornada y por un salario menor. Los últimos datos de enero del Servicio
Público de Empleo reflejan que apenas el 5,64% de los trabajos comenzados (uno de cada 20) ofrecen una relativa seguridad ante el futuro, por
ser indefinidos, y una jornada suficiente para mantener un sueldo completo. Los sindicatos culpan de la
precarización creciente a la Reforma Laboral de los populares por haber
precarizado el mercado laboral con trabajos de peor calidad y peor pagados. Los
empresarios dicen que no tienen más remedio que contratar de forma temporal
porque la distancia entre las indemnizaciones de los distintos tipos de
contratos es enorme.
La contratación temporal nació en 1984 con el PSOE de Felipe González, supuestamente para luchar contra una tasa de paro que alcanzaba el 20% en aquel momento. La fiebre por los temporales se extendió en España. El resultado es que la tasa de temporalidad en España está a la cabeza de Europa. Solo Polonia (28,4%) nos supera en porcentaje de contratos temporales existentes respecto al total, según los datos de Eurostat. La última Encuesta de Población Activa eleva la tasa de temporalidad de nuestro país al 25,66%. Es decir, uno de cada cuatro contratos en España es temporal. La temporalidad ha arraigado en nuestra economía. Las empresas se han acostumbrado a contratar bajo esta fórmula y ahora bajo otras formas de flexibilidad contractual: la contratación parcial. Actualmente hay gente que trabaja más horas que las que pone en su contrato a tiempo parcial. Y es que la contratación de jornada reducida ha experimentado un repunte en España en las últimas dos décadas: en la última década se ha duplicado hasta el 15,7%. El 61,9% de los contratos a tiempo parcial existentes en España (2.843.700) se han firmado con empleados que declaran no haber podido encontrar un empleo mejor. Es decir, son trabajadores parciales de forma involuntaria: "subempleados". Y estos 'involuntarios' son el doble de los que existían (31,41%) en el último trimestre de 2007, antes de que comenzase la crisis. Pero actualmente hay gente que trabaja más horas que las que pone en su contrato a tiempo parcial, esas horas extras se cobran más baratas o no se cobran, entrando ya en el submundo de la explotación laboral. Es un mal uso en esta figura contractual, el tiempo parcial, que solo debería producirse por causa de fuerza mayor, como la contratación temporal, por lo tanto el fraude está a la órden del día. Dos partidos como Podemos e Izquierda Unida - Unidad Popular incluían en sus programas electorales un control exhaustivo de estas horas extra que calificaban como “fraudulentas". Ante el fraude en la contratación temporal, que no es real, lo que equivale a ser temporal en fraude o indefinido por defecto, o ante el fraude en la contratación parcial, no pagándote las horas extras o pagándotelas por debajo de su precio, solo queda la demanda laboral y eso todos sabemos que es igual a un despido. Ante la falta de oportunidades laborales, los trabajadores optan por permitir los abusos y precarizarse cada dia más si quieren tener trabajo y los empresarios gozan de toda impunidad ante esta situación de chantaje.
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