Aquí hay información, análisis, reflexión, opinión, crítica y filosofía sobre la actualidad de la sociedad, la economía, la política, la cultura en general, el cine y los mass media. Blog Creado el 16/3/2011 con licencia de Creative Commons. BLOG CLAUSURADO.

29/12/12

Un Cuento de Navidad que no es nada navideño


Había una vez una colmena con su abeja reina, los zánganos, abejitas obreras, miel y demás, en el que sus súbditos (abejitas obreras) siempre habían sido pobrecitos, no tanto sus zánganos y reina que siempre vivian del esfuerzo y beneficio de sus obreras, y que de repente se encontrarón con que muchas colmenas ricas del norte le ofrecieron muchos presentes y oro a cambio de muchos sacrificios e intereses. Hubo una revuelta en la colmena y desterraron a su antigua corte (bueno a algunos zánganos los dejaron quedarse a cambio de su conversión y promesa de aceptación de la nueva reina y corte) y restauraron la monarquía y por supuesto aceptaron todos los presentes que les ofrecieron los reyes extranjeros y que necesitaban para empezar de nuevo.

Los nuevos zánganos, que eran casi los mismos de antes, se buscaron una nueva reina más campechana y menos estirada y las abejitas obreras se creyeron que era una reina del pueblo y para el pueblo. Los zánganos, unos más "progresistas" y otros conversos del antiguo reino se dedicaron a lo mismo de siempre, a no hacer nada y a dedicarse a preñar a la reina y... ¡a vivir! Las abejita obreras que eran las mismas que servían tanto a esta reina campechana como a la tirana anterior pensaban que esta nueva corte iba a repartir más que a anterior los beneficios de su propio trabajo. Creyeron que el reparto de beneficios era más igualitario pero era irreal ya que se basaba en unos presentes dados por colmenas extranjeras con intereses diversos y a lo más que llegaron era a endeudarse personalmente como el reino en el que habitaban. Sin embargo las abejitas hacendosas pensaban que eran ricas y que vivían en el mejor de los mundos posibles, tenían mucho trabajo y bien cubiertas sus necesidades básicas y un aparentes Estado del Bienestar pagado con sus impuestos. Todo era a costa del endeudamiento del reino y de las abejitas obreras.

Los zánganos pasado un tiempo se dedicaron a lo que todo ocioso tarde o temprano hace: a vivir de los demás, a robar, a criar malvas....al final los zánganos acabaron comportándose como sus antecesores y la reina se relajó y de nuevo llegó la tiranía y con la misma reina una nueva turba de zánganos ocuparon el poder. Eran los zánganos del antiguo reino pero ya todos con nuevos trajes. Ocuparon el poder de la colmena, deshicieron lo poco bueno que habían logrado de bienestar los anteriores gobernantes e implantaron de nuevo la dictadura del miedo y de la pobreza. Habían tenido tiempo de reorganizarse mientras los zánganos "progres" se dormían en los laureles. 

Las abejitas obreras despertaron, se dieron cuenta de lo que perdían, de que habían vivido en un mundo ideal e irreal pero ya era tarde. De nuevo el miedo se apodero de los súbditos y muchos abandonaron la colmena porque ya no había sitio ni trabajo para ellos. La colmena necesitaba menos abejitas para subsistir. Aun así nunca llegó a remontar este reino, entre unos y otros se lo habían llevado todo y a las abejitas obreras e incluso a la reina sólo les quedaron deudas y miseria. Decidieron que las obreras se hicieran cargo también de la deuda de la colmena. Fueron muy confiadas y acomodadas estas abejitas reinas. Al fin y al cabo sólo sabían trabajar, trabajar, y consumir y endeudarse, era el ejemplo que tenían de su reina y zánganos. No les enseñaron otra cosa. Y colorín colorado, el fin del cuento lo tenéis delante de vuestros ojos y no será precisamente feliz. Moraleja: la sociedad de castas es así, que no nos engañen. O escapáis de la colmena-dictadura y empezamos a ser libres o ya sabéis a sacrificarse y pasarlas canutas por otros, lo de siempre: los zánganos y reyes que viven de vosotros y de vuestras penurias. Da igual el traje que usen. Son la misma mierda. ¡Despertad malditos! El pueblo manda cuando quiere hacerlo. ¡Dejad vuestro miedo atrás, que ya no queda nada que perder! Nunca tuvisteís nada, porque nunca exigisteís nada. Es hora de rebelarse, no dejeís el poder de nuevo en los zánganos. Si no ya sabeís: ¡Ajo y Agua! Y hambre, mucha, mucha hambre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario