Lo viejo y lo nuevo: ¡Sí se puede!

   Es la noticia del día, no lo digo yo ni ningún medio u organismo sospechoso de rojillo: lo dice el Barómetro del CIS de julio del 2014. Podemos, en intención directa de voto (respuesta espontánea de los sondeados) está en segundo lugar por delante del tradicional partido que hasta ahora ha aglutinado el voto desde la izquierda al centro: el PSOE. Los tiempos, los modos y la forma de ver las cosas han cambiado. La irrupción del "huracán Podemos" con sus nuevos estilos de hacer política ha dado un tirón de orejas a todos los carcamales de la política profesionalizada de mala manera. Una nueva generación con ganas de hacer cosas de un modo distinto ha tomado las riendas. No es sólo cuestión de edad o de generación (que también, para que engañarnos, que ya hacía falta el cambio generacional, y si no que se lo digan al Felipito VI), es también una forma distinta de ver la realidad y ver la política como un medio de transformar la realidad. Desde dentro no se puede ser ni muy radical ni muy reformista, pero es algo distinto a lo que hasta ahora estábamos acostumbrados. De observadores a protagonistas, así se sienten los ciudadanos y es lo que quiere la mayoría. Las primarias primeras de Podemos, por ejemplo, fueron totalmente públicas y sin filtros. Cualquier ciudadano podía votar. Ahora ya cualquiera que se inscriba por Internet en el movimiento podrá seguir haciéndolo. Después de eso el PSOE corrió a hacer las suyas e Izquierda Unida anda en ello. El que no corre, vuela: ¿Verdad Felipe V?

   Alberto Garzón (IU), Eduardo Madina (PSOE), Pablo Iglesias (Podemos)... lo nuevo frente a lo viejo, lo antiguo, la corrupción, el autoritarismo "democrático", la apatía, la poltrona, etc. Ya está antiguo: Rubalcaba (PSOE), Rosa Díez (UPyD), Cayo Lara (Izquierda Unida), Mariano Rajoy (Partido Popular), y que decir del PNV y de CIU. Por cierto, Pedro Sánchez es un un "viejo" disfrazado de "lo nuevo", es el disfraz que ha adoptado el PSOE para hacer lo de siempre: maquillarse de lo que no quiere ser, porque seguir como hasta ahora es lo que más les llena los bolsillos, como al PP, otro que la palabra cambio les da tanto miedo que prefieren hundirse o estancarse, a modificar algo. Ni siquiera Rajoy se ha atrevido a modificar el gobierno. Están aterrorizados. Pero su tiempo se ha acabado. El país que queramos lo decidimos nosotros. Es algo que habíamos olvidado. Si para eso tienen que seguir surgiendo nuevos proyectos políticos sensibles y complementarios a la voz de la calle, bienvenidos sean. Juntos podemos cambiar las cosas. Es cosa de mentalidad abierta y visión amplia del país y del futuro, y sobre todo es lo contrario a ese asqueroso y conformista: "Es lo que ahí". ¡Habrá lo que los ciudadanos democráticamente queramos que haya!